Fue escrita por Lucio Dalla en el verano del 1986 y publicada en octubre de ese mismo año en el álbum "DallAmeriCaruso".
A Lucio Dalla se le descompuso el barco en Sorrento, Italia, y para poder hospedarse había disponible solamente un lujoso apartamento en el Grand Hotel Excelsior Vittoria, donde el famoso tenor italiano Enrico Caruso, había vivido los dos últimos meses de su vida y en el que se conservaban intactos sus libros, sus fotografías y su piano.
Ángelo, que tenía un bar en el puerto le contó a Lucio esta historia... y él la regaló al mundo con música.
Caruso estaba enfermo de cáncer a la garganta y sabía que tenía los días contados, pero eso no le impedía dar lecciones de canto a una joven de la cual estaba enamorado.
Una noche de mucho calor no quiso renunciar a cantar para ella que lo miraba con admiración, así que, aún encontrándose mal, hizo llevar el piano a la terraza que daba al puerto y empezó a cantar una apasionada declaración de amor y sufrimiento.
Su voz era potente y los pescadores, oyéndole, regresaron al puerto y se quedaron anclados bajo la terraza.
Las luces de las barcas eran tantas que parecían estrellas o quizás las luces de los rascacielos de Nueva York...
Caruso no perdió las fuerzas y siguió cantando sumergiéndose en los ojos de la muchacha apoyada al piano.
Esa noche su estado empeoró.
Dos días más tarde, el 2 de agosto de 1921, moría a los 48 años de edad en Nápoles, ciudad en la que había nacido el 25 de febrero de 1873.
Esta canción narra el drama de esa noche... con luces y sombras del pasado... con muerte y vida...
Un hombre enfermo que busca en los ojos de la muchacha un futuro que ya no existe...
Un testamento de amor...
Este fue su último concierto...
Y éste su excepcional público... el mar, las estrellas, los pescadores, las luces de las barcas y su amada...
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