Son tantas las historias que me viene a contar el tal Alonso Quijada, y que -con algo de tiempo- quiero ir compartiendo con vosotros, que creo necesario hacer una breve presentación del personaje.
Quien, como yo, sea un entusiasta admirador de uno de nuestros clásicos más universales, seguro que va a asociar rápidamente este nombre con algún otro.
Para quien no intuya el tema, una breve presentación.
Roza la edad del personaje con los cincuenta años, que ya dejó atrás. Es de complexión recia, seco de carnes y enjuto de rostro. Hombre alto de cuerpo, estirado y avellanado de miembros, entrecano, la nariz aguileña y algo corva, de bigotes grandes, negros y caídos.
No destaca por nada especial, si no es por su -a veces excesivo- análisis crítico de la sociedad. Y a fe mía que, en los tiempos que corren, este tema da para hablar y no parar.
Y es lo que el bueno de Alonso hace: estudia, analiza, y me va contando sus historias, las más de ellas jugosas por demás. No puedo contaros todas (sería excesivo y me tendría todo el día aporreando el teclado), pero intentaré ir desgranando algunas de ellas.
Os diré también, como complemento, que el personaje es aficionado a la genealogía, y en la investigación de sus antepasados aún no tiene claro si su apellido es el citado, o bien se trata de Quesada. Incluso, en muchos sitios lo ha hallado citado como Quijano. Pero supongo que, para el caso, va a dar lo mismo.
En fin, esta breve introducción para contaros que en breve os traeré alguna de las historias que me ha trasladado.
Estad atentos... Y no dudéis en comentar o trasladarme vuestras dudas, que yo se las haré llegar gustoso.
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