Se usa para dar a entender que algo o
alguien es muy divertido, bromista, juerguista... El origen de esta frase está
en una anécdota sucedida durante el transcurso de una feria. En una de las
casetas se anunciaba algo extraordinario "La Caraba". El que siempre
estaba dispuesto a asombrarse, lógicamente entraba y cuál no sería su sorpresa
cuando el "fenómeno" que encontraba era una burra muy vieja y flaca.
El dueño de la caseta decía que no existía ningún engaño ya que la burra era "La
Caraba", es decir "la que araba y ya no ara".
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