Aprovecharse de circunstancias favorables o
hacer un uso egoísta de determinada situación. Dicen algunos que antaño solían
dar sardinas a los trabajadores de los cortijos, que ellos asaban en la
candela, en la lumbre de los caseríos. Pero cuando uno cogía ascuas para
arrimarlas a su sardina la candela se apagaba, con lo cual tuvieron que
prohibir el uso de ese pescado y evitar altercados entre los trabajadores. No
obstante, el refrán es muy corrido y no precisamente andaluz. Así pues, en el
libro de José Gella e
Iturriaga, el Refranero del mar, vienen dos variantes: "Cada uno lleva la
brasa a su sardina" y "Cada uno, huelga llevar a la brasa a su
sardina puesta a asar“ frase hecha que aparte de larga, es difícil de
pronunciar.
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