Como sabemos, las algas son en cierto sentido los primeros seres vivientes que aparecieron en nuestro planea, siendo un verdadero concentrado de agua de mar, y destacadas porque son ricas en vitaminas, minerales y oligoelementos. Su contenido en yodo puede llegar a alcanzar el 1% de su peso seco, lo que permite su uso en el tratamiento del hipotiroidismo (síndrome producido por una disminución de la función de la glándula tiroides que ocasiona un déficit de hormonas tiroideas.). De tal forma que, gracias a este yodo, así como al conjunto de elementos vitales presentes en su composición, actúa favorablemente sobre el metabolismo a un nivel general, estimulando algunas glándulas endocrinas, la eliminación de residuos o los intercambios celulares.
A su vez las algas contienen polisacáridos, que forman mucílagos al contacto con el agua, de efecto ligeramente laxante a la vez que saciante. Su consumo está recomendado en casos de dietas de control de peso, obesidad o celulitis, para reducir el hambre astenia, fatiga y estreñimiento.
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