Dedicada con todo mi cariño a Charly, quien nos ha deleitado en varias ocasiones con esta canción de la Niña de Antequera, cuya letra adjunto:
En el Coto Doñana han matao, mataron mi perro.
A una cierva entre la verde jara el iba siguiendo.
Por los contornos de Andalucía
No había otro perro como mi perro,
Ay, qué bonito cuando saltaba
Tras de las liebres por el romero.
Ay, qué contento cuando volvía.
Con qué cuidao me las traía.
Era la llave de mi cortijo
Y del ganao su centinela
No había lobo que se acercara
A los corderos en la ribera.
Era valiente con los valientes
Y no lo había con más nobleza.
Había que verlo cuando jugaba
Con mis chiquillos en la dehesa.
¡No habrá otro perro como mi perro!
En la fuente de la Cruz de Piedra, tomillo y romero.
Y a la sombra de una gris encina yo enterré a mi perro.
Ya se acabaron mis alegrías
Ay que penita de mi Lucero.
Él consolaba la pena mía
Y de mi vida los sufrimientos.
Ay, qué contento cuando volvía
Por esos montes de cacería
Era la llave de mi cortijo
Y del ganao su centinela
No había lobo que se acercara
A los corderos en la ribera.
Era valiente con los valientes
Y no lo había con más nobleza.
Había que verlo cuando jugaba
Con mis chiquillos en la dehesa.
¡No habrá otro perro como mi perro!
A una cierva entre la verde jara el iba siguiendo.
Por los contornos de Andalucía
No había otro perro como mi perro,
Ay, qué bonito cuando saltaba
Tras de las liebres por el romero.
Ay, qué contento cuando volvía.
Con qué cuidao me las traía.
Era la llave de mi cortijo
Y del ganao su centinela
No había lobo que se acercara
A los corderos en la ribera.
Era valiente con los valientes
Y no lo había con más nobleza.
Había que verlo cuando jugaba
Con mis chiquillos en la dehesa.
¡No habrá otro perro como mi perro!
En la fuente de la Cruz de Piedra, tomillo y romero.
Y a la sombra de una gris encina yo enterré a mi perro.
Ya se acabaron mis alegrías
Ay que penita de mi Lucero.
Él consolaba la pena mía
Y de mi vida los sufrimientos.
Ay, qué contento cuando volvía
Por esos montes de cacería
Era la llave de mi cortijo
Y del ganao su centinela
No había lobo que se acercara
A los corderos en la ribera.
Era valiente con los valientes
Y no lo había con más nobleza.
Había que verlo cuando jugaba
Con mis chiquillos en la dehesa.
¡No habrá otro perro como mi perro!
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