El ordenador ha terminado por salir de la trinchera. El buque insignia de Microsoft ya no volverá a ser lo que era. Ante el empuje de los nuevos dispositivos, el gigante de la informática ha presentado hoy en Barcelona Windows 8, la nueva entrega de su sistema operativo que mueve más de 500 millones de estas máquinas en todo el mundo. Y lo ha hecho pensando tanto en los 'pecés' de toda la vida como en dar el salto a las tabletas, gracias a una transformación total de la forma de trabajar y del escritorio que será completamente táctil a partir de ahora. El que quiera puede descargarse el paquete de instalación para juguetear ya con las novedades. La versión definitiva se espera para finales de este año, momento en el que varios fabricantes lanzarán probablemente equipos que ya lo incluyan.
Al igual que hizo con sus móviles, Microsoft ha diseñado una interfaz basada en 'azulejos' completamente personalizables por el usuario que podrá disponer en cada uno de estos cuadros el acceso a las aplicaciones o la información que desee. Mandan los dedos. Está pensando para que se toque pero también para pincharlo, ya que será compatible con los ratones. "Esto es mejor para hacer algo con más detalle. Lo táctil son mejores para grandes gestos", ha afirmado Antoni Leblond, uno de los conductores de la presentación. A los cambios no ha sobrevivido todo un decano de la informática doméstica, el botón de inicio, y con él también desaparecen las míticas ventanas.
La nueva apuesta, que ha recibido casi 100.000 mejoras después de que se entregara a los desarrolladores en septiembre, puede parecer arriesgada si se tiene en cuenta que reinventa por completo los hábitos de casi toda una generación acostumbrada a esa forma de manejarse ante el ordenador. No en vano, Steven Sinosfsky, otro de los maestros de ceremonias en ausencia de Steve Ballmer y presidente de Windows Live, ha asegurado que con esto obliga a "reimaginar" el ordenador personal. También ha afirmado que esto está pensado para todas las pantallas, sin importar su tamaño. Para demostrarlo, hizo una prueba en un portátil minúsculo y en una gigantesca pantalla de 80 pulgadas. "Mezclamos lo mejor de la portabilidad y del PC sin obligar al usuario a elegir lo que quiere usar", ha añadido el directivo.
Sin versión para móviles
Microsoft también ha decidido subir a la nube su nuevo sistema operativo, donde se almacenarán los archivos o las aplicaciones, entre otras cosas. Las búsquedas se realizarán tanto en la memoria local como en 'Skydrive', el servicio de 'cloud computing' de la factoría norteamericana. Otra de las novedades es la integración con su videoconsola Xbox, anunciando que se lanzarán juegos compatibles con ambos soportes. Windows 8 tenderá puentes pero no funcionará finalmente en móviles, con lo que da un voto de confianza a su alianza con Nokia. Sobre las redes sociales, han ideado una sencilla forma de compartir contenido con los contactos de Facebook y Twitter. Solo habrá que arrastrar la foto o el vídeo desde un lateral de la pantalla.
Con este lanzamiento, suenan notas fúnebres para los CD, las cajas de cartón y los embalajes de plástico cada vez que uno quería un nuevo programa, ahora rebautizados como aplicaciones. Utilizando un modelo que ha triunfado gracias a los móviles y las tabletas, el W8 contará con una 'Windows Store', similar en concepto y uso a las tiendas de Apple y Android, de la que todavía quedan por conocer detalles como la forma de pago y el coste de las diferentes descargas una vez se lance la versión estable (de momento son gratuitas). Pensando en impresoras o teclados, también se ha simplificado la búsqueda y descarga de controladores para estos periféricos, una labor que históricamente acaparaba un buen número de críticas por parte de los usuarios.
Este es, probablemente, el lanzamiento más revolucionario al que se ha enfrentado el sistema operativo desde hace 17 años. Lejos queda la estampa del estreno del Windows 95, cuando cientos de miles de personas hicieron cola para comprarlo, imagen de la que ahora se ha apropiado Apple gracias a esos 'mitómanos' que acampan a las puertas de sus tiendas oficiales cada vez que se anuncia un estreno. Los de Redmond reutilizaron la fórmula mientras funcionó, versionando el modelo en mayor o menor medida hasta que dio de sí. Después de eso llegó el fracaso de Windows Vista que aceleró el alumbramiento del WP 7, que ya tiene revolucionario y ambicioso sucesor, aunque todavía esté en periodo de pruebas.