Se dice de todo lo que llega a
destiempo, cuando ha pasado la oportunidad y resulta inútil su auxilio. Se debe
el origen de esta frase a que en tiempos de los cuadrilleros de la Santa
Hermandad, creados por los Reyes Católicos, como casi nunca llegaban a tiempo
para capturar a los malhechores, los delitos quedaban impunes. Los cuadrilleros
vestían un uniforme con mangas verdes y coleto.
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