Según el
especialista en ciencia del sueño Neil Stanley, el
50% de las parejas ve afectadas sus horas de sueño por dormir juntos.
Stanley, que no duerme en la misma cama que su mujer, asegura que
históricamente "el hombre no está
preparado para compartir cama". Y sostiene que la culpa de
que esta situación se entienda ahora como normal la tiene la Revolución Industrial, cuando la gente se fue a
ciudades llenas de gente donde no tenían espacio. “En la antigua Roma la cama
marital sólo era sitio para el acto sexual, no para dormir”, añade el
investigador.
El estudio revela que dormir mal está ligado a posibles depresiones, problemas de corazón, golpes, trastornos
pulmonares, accidentes laborales y de tráfico, e incluso divorcios, a pesar de que esta relación ha sido
ignorada como un aspecto importante para la salud. "Se trata de lo que te
hace feliz. Si duermes junto a tu pareja y los dos dormís bien, entonces no
hace falta cambiar. Pero no hay que tener miedo a probar algo diferente",
recomienda.
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