Amadeo Vives, no sólo gran compositor de zarzuelas sino que escribía muy bien y tenía grandísimo ingenio.
Ya en edad madura mantenía una querida joven, y dirigiéndose cierta tarde al pisito que le había puesto se llevó la desagradable sorpresa de ver que la muchacha estaba con otro en la cama. Vives no quiso hacer escenas y se retiró sin que nadie se hubiera apercibido de su presencia. Se dirigió a la cafetería que frecuentaba. Al notar sus amigos que el maestro andaba mohíno le preguntaron el por qué
y Vives contestó:
«Miren ustedes, acabo de descubrir que he llegado a la tercera edad».
Como aquella expresión no fuera todavía conocida, Vives se explicó:
«El hombre pasa por tres edades; en la primera le aman sin necesidad de pagar nada a cambio; en la segunda paga pero le aman; y en la tercera no le aman aunque pague».
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