Mi buen amigo Alonso Quijada, a quien tengo un poco abandonado, vino recientemente a contarme una nueva historia que quiero compartir hoy con vosotros. Puedo resumirla como "el derecho a comida gratis", y aunque Alonso se extendió más en sus explicaciones, yo lo dejaré ahí para que cada uno de vosotros saque sus propia conclusiones.
Os dejo con la historia según me la contó:
Hace tiempo me compré un comedero para pájaros. Lo colgué en
el porche de mi jardín y lo llené de granos y semillas.
Era en verdad un bonito comedero y era un espectáculo ver a los pajaritos de
cerca.
Al cabo de una semana eran ya centenares los pájaros que se aprovechaban del aprovisionamiento
constante de comida gratuita y disponible sin ninguna dificultad.
Luego los pájaros empezaron a hacer sus nidos bajo el porche, en la parra,
cerca de la barbacoa, e incluso sobre la mesa.
A continuación vino la caca. Estaba por todas partes. Sobre las baldosas
del porche, sobre las sillas, sobre la mesa... ¡por todos sitios!
Después algunos pájaros empezaron a ser agresivos. Se lanzaban sobre mí e
intentaban picotearme a pesar de ser yo quien les alimentaba pagando de mi
bolsillo.
Otros eran ruidosos y prepotentes. Se apalancaban sobre el comedero
piando y trinando a todas horas, noche y día, para recordarme que rellenara el
comedero si la comida escaseaba.
Al cabo de cierto tiempo no conseguía ni siquiera poder sentarme en mi propio
porche.
Por lo que decidí quitar el bonito comedero y en tres días los pájaros
desaparecieron de mi jardín.
Hice limpieza y puse todo en orden, eliminando incluso todos los nidos del
porche.
Muy pronto mi porche volvió a ser aquello que siempre había sido: Un lugar
tranquilo y sereno, sin ningún alborotador reclamando "el derecho a
comida gratis".
Un buen amigo asturiano me ha hecho llegar este comentario que transcribo en su nombre:
ResponderEliminarEl Evangelio a este tipo de comentario ejemplarizante, le denomina "parábola". Tu amigo Alonso seguro que nos explicará la próxima vez como " parar la bola". Nos aclarará las razones por qué decidió darles de comer y en su porche y por qué no previó que se lo invadirían todo y se lo cagarían. ¿Quizás pensó que por ser tan generoso no se portarían como pájaros? ¿No probó a darles de comer en otro sitio menos molesto para él, en un determinado momento del día o algún tipo de adiestramiento que cambiase el comportamiento del pájaro?
Si pensó que por darles de comer las aves en cuestión cambiarían su comportamiento, creo que el error es suyo.
Seguro que tu amigo no piensa que esto mismo puede pasar con otros "pájaros" de dos piernas, pero sin plumas, que pululan por ahí, y que te pueden desplumar si te descuidas, porque sé que cree y mucho en el ser humano y en lo mucho y bueno de que es capaz cuando hay educación y valores.
Se lo haré llegar a Alonso por si considera oportuno dar alguna explicación.