Si existe
un dicho popular de origen español cuyo origen es controvertido, sin duda es
este que nos ocupa ahora. Sobre lo que no se tiene ninguna duda es respecto de
su antigüedad, ya que se lo menciona por primera vez en La Celestina, la
célebre tragicomedia de Calisto y Melibea escrita en parte por Fernando de
Rojas, donde se hace referencia a las "calzas de Villadiego". Pero
los estudiosos no se ponen de acuerdo acerca de su procedencia: para algunos,
alude a un determinado tipo de calzones -calzas- que se confeccionaban por
entonces en el pueblo burgalés de Villadiego; para otros, evoca la figura del
aventurero que llevaba ese apellido, quien por alguna razón que se desconoce,
se vio obligado a escapar precipitadamente de determinado lugar. Existen otras
versiones no menos contradictorias, una de las cuales sostiene que se refiere a
las alforjas que se fabricaban en la ciudad de Villadiego, aludiendo a que
éstas son lo primero que se toma cuando se huye de un lugar, pero en realidad,
se trataría de las calzas, que sí son lo primero que uno toma en su huida. Pero
sea como fuere, el significado de la frase tomarse las de Villadiego tiene en
todos los casos el mismo sentido: huir, salir en estampida por efecto de una
contingencia súbita e imprevista.
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