Una cuadrilla de
bilbaínos que van de txiquitos pasan por delante de
un concesionario de Mercedes.
Empiezan a señalar coches de forma
apreciativa:
- ¡Ahiva, la hostia!, mira aquel, oyes, ése ya me gusta. Mira, le voy a comprar ese a mi sobrino.
- ¡Pues yo esos dos a mis hermanos...!
- ¡Pues yo ese a mi Edurne!
Así que entran todos echando mano de sus carteras,
cuando de pronto uno de ellos mira a todos haciéndoles un gesto y espeta:
- ¡¡¡Eh, quietos paraos, que
esta ronda es mía!!!
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